Vida saludable

El Hospital General recomienda corregir los malos hábitos de exposición al sol para evitar el melanoma maligno

Dr. Vilata y Dr. Berrocal

  • Hay que explorar la totalidad de la piel y no solo los lunares
  • Tan importante como la fotoprotección es la consulta precoz de cualquier lesión pigmentada que presente señales de alarma
  • Si el melanoma maligno se detecta en etapas iniciales, las tasas de curación son superiores al 80 por cien

El melanoma maligno es una enfermedad cuya incidencia está aumentando de forma progresiva y el cambio de los hábitos de exposición al sol es lo único que permite explicar este aumento de incidencia.

La asociación entre el daño producido en el ADN por la luz ultravioleta y el desarrollo de melanoma está claramente establecida. Sin embargo, según explica Alfonso Berrocal, jefe de sección del servicio de Oncología, “no debemos demonizar el sol, sino corregir los malos hábitos de exposición”.

El sol es capaz de producir efectos beneficiosos en el organismo y 15 minutos de exposición suponen la síntesis del 80 por cien de las necesidades diarias de vitamina D.

Tal y como se aconseja, la exposición se debe realizar fuera de las horas centrales del día donde los rayos llegan de una forma más ortogonal a la superficie y por periodos limitados que no deberían exceder los 20 o 30 minutos. “En el resto de exposiciones sí es precisa la fotoprotección, que debe basarse en la ropa y otras barreras físicas, además de en los cosméticos fotoprotectores”, señala Berrocal.

Este experto hace hincapié en que la exposición solar ocurre no solo en la época estival, sino a lo largo de todo el año y en todas las actividades que se realizan al aire libre, como salir a correr o ir en bici.

Y tan importante como la fotoprotección es la consulta precoz de cualquier lesión pigmentada que presente señales de alarma. “Afortunadamente los dermatólogos, muy conscientes de la importancia de este diagnóstico precoz, desarrollan una importante actividad formativa y asistencial con campañas periódicas” añade Berrocal.

La mayoría de los casos se diagnostican en etapas iniciales en que las tasas de curación son superiores al 80 por cien, pero desgraciadamente hay una pequeña proporción de pacientes en que la enfermedad se diagnostica en fases más avanzadas en que puede llegar a ser incurable. Por ello es importante saber reconocer señales de alerta en la autoexploración que permitan una rápida consulta con el dermatólogo.

Dra. Altea Esteve y Dr. Alfonso Berrocal

Altea Esteve, médico adjunto del servicio de Dermatología, explica que la presencia de una de estas características debe suponer la consulta con un especialista. “Hay otra forma de reconocer el melanoma denominada el signo del ‘patito feo’, básicamente lo que quiere decir es que el melanoma es distinto del resto de lunares que podemos tener por tamaño, color o molestias que pueda producir, de modo que se debe consultar cuando exista una lesión que se diferencie del resto de nuestros lunares”, añade.

Existe una regla nemotécnica sencilla denominada ABCDE que identifica lesiones sospechosas. Las diferentes letras de esta regla corresponden a:

  • A: Asimetría. Si una lesión pigmentada es asimétrica y una mitad no es igual a la otra mitad. Las lesiones benignas tienden a ser simétricas.
  • B: Borde. Si el borde es irregular o está mal definido. Las lesiones benignas tienen bordes regulares y bien definidos.
  • C: Color. La existencia de diferentes tipos de coloración en una lesión es una característica sospechosa. Las lesiones benignas tienen un color homogéneo.
  • D: Diámetro: Debemos sospechar de las lesiones de más de 6 milímetros de diámetro.
  • E: Evolución: el melanoma crece y va cambiando con el tiempo, así que se debe consultar por cualquier lesión que presente cambios.

Esteve también recuerda que aunque hay que vigilar los lunares “la mayor parte de los melanomas se desarrollan sobre piel sin lesión pigmentada previa, por lo que debemos explorar la totalidad de nuestra piel y no solo los lunares”.

Por su parte, Juan José Vilata, jefe del servicio de Dermatología, concluye aconsejando que “debemos obtener una cultura de prevención del cáncer cutáneo, y del melanoma maligno en particular, mediante la autoconcienciación de la prevención para evitarlo y transmitir a los más jóvenes la educación sanitaria específica para que sepan cuidar de su piel, observar las lesiones pigmentarias, protegerse del sol y evitar en ellos el sentido de invulnerabilidad”.

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