Oftalmólogos del Hospital General advierten de la importancia de una buena salud ocular
- El uso de gafas de sol homologadas puede reducir un 20% los problemas oculares derivados de la exposición a la radiación
- Trabajar en condiciones medioambientales adecuadas, usar la corrección óptica pautada y lubrificar los ojos son las claves para cuidar la vista
Lo primeros síntomas que pueden alertar de problemas visuales son la disminución de la visión y la existencia de molestias visuales como lagrimeo, escozor, picor o sensación de cuerpo extraño. Enrique Cervera, jefe del servicio de Oftalmología, destaca que cualquier alteración de nuestra normalidad debe ponernos en alerta. “Y sobre todo incidir en que la gente mayor porque muchas veces asocian los síntomas con su proceso normal de envejecimiento y suelen pensar: veo peor porque tengo muchos años”.
En estas fechas, además, es importante el uso de gafas de sol homologadas, que pueden reducir hasta en un 20% los problemas oculares derivados de la exposición a la radiación ultravioleta e infrarroja que llega al globo ocular. “Este dato es importante, porque un alto porcentaje de las gafas de sol que se venden no están homologadas”, señala Cervera.
También se aconseja reducir el contacto con el agua del mar o de la piscina a través de gafas de bucear, sobre todo si se planifica una jornada de buceo o natación prolongada. Y en caso de irritación, hacer lavados con suero fisiológico y lubrificantes oculares –lágrimas–, que pueden mejorar la sintomatología.
Respecto al entorno laboral es recomendable trabajar en ambientes con condiciones medioambientales adecuadas (mejor luz natural que artificial); buena temperatura ambiental, sin que la intensidad del aire acondicionado sea excesivo; utilizar la corrección óptica prescrita (lentes o lentillas), y en caso de utilizar ordenador debe estar a una distancia apropiada (50-55 cms), perpendicular a la las entradas de luz para evitar los reflejos y con un tamaño de letras adecuados.
“Entre los problemas que pueden producirse, normalmente por rutinas incorrectas, se incluyen la fatiga visual y la sequedad ocular. La reducción del parpadeo al fijar la vista supone una agresión para la distribución normal de las lágrimas, lo que favorece o predispone a la sequedad. Hay que mantener los ojos lubricados, bien a través de un parpadeo constante, bien a través de periodos de descanso visual, o bien a través de colirios lubrificantes”, señala Cervera.
En los pacientes mayores, los problemas más frecuentes son la existencia de catarata, las enfermedades degenerativas de la retina, glaucoma y los trastornos refractivos. Según este experto, “en la cirugía de la catarata se ha producido un importante avance pero, como cualquier otra cirugía, no está exenta de riesgos. Por eso la indicación de la misma debe realizarse siguiendo a tres criterios fundamentales: dureza de la catarata, cantidad de visión que presenta el paciente y si se afecta o no la calidad de vida del paciente por culpa de la catarata”.
En los próximos años, los avances en el campo de la genética o en el de las células madre presentan un futuro esperanzador, lo que permitirá tratar enfermedades degenerativas y hereditarias.
Cuidar la visión de los más pequeños
En niños menores de 5-6 años los problemas más frecuentes son los defectos de refracción y la posibilidad de ojo perezoso. En ellos es necesario observar si tienen o no una buena visión en sus actividades diarias (jugar, ver la televisión, etc.), si se quejan de dolor ocular o molestias en la vista, o si desarrollan actitudes anómalas o vicios para poder tener una buena visión.
“Antes de los 6 años es importante tener un dato de visión de los niños y poder detectar la existencia o no de ojos vagos. De ahí la importancia de la relación padres-pediatra y la posible remisión al oftalmólogo para confirmar o descartar cualquier defecto visual”, añade Cervera.